Nada mejor que una jornada de aventura con los peques…

Aventura que iniciamos con la ruta de senderismo de subida al Castillo de Almenara (Castellón).

Es una ruta fácil para niños, aunque no apta para carritos de bebé.

El Castillo de Almenara llama la atención ya desde el horizonte por la forma de la construcción aprovechando la orografía natural de la propia montaña, quedando el castillo en el pico más alto y franqueado a ambos lados por sus torres vigía en sendos extremos este y oeste de la colina.

El castillo es un fortaleza musulmana del siglo X, construido a su vez sobre restos romanos; es un lugar estratégico y en cuanto estéis arriba descubriréis el porqué: se podía controlar desde el paso marítimo entre las costas de Castellón y Valencia así como la ruta interior que lo comunica con Aragón. Desde allí también contemplamos el vecino castillo de Sagunto.

Una de las principales ventajas de esta ruta es su cercanía al casco urbano, donde podemos estacionar sin problema e iniciar el ascenso a muy pocos metros. Otra de las ventajas es que es una ruta corta, para pasar una mañana de conquista 😉

Para buscar el inicio del sendero debemos acercarnos al lado oeste del municipio, junto a la carretera que lleva a la Vall d’Uixó.

 

 

Hay que seguir el sendero dejando la garrofera a la derecha:

Nuestro primer hito es la llegada a la torre oeste, Torre Bilvalcadim, conocida como l’Agüelet. A ella se accede a través de una senda algo angosta en algunos tramos, entre chumberas y arbustos.

Los peques, también los mayores, pueden acceder al interior; esto suma muchos puntos a la aventura. Se pueden tomar estupendas fotografías con el orificio de entrada de marco.

De esta torre seguimos la senda hasta el recinto principal del castillo, muy deteriorado, sólo nos queda disfrutar de las espectaculares vistas.

De la Torre L’Agüelet al Castillo sólo hay que seguir las marcas:

 

Poco a poco alcanzamos el Castillo:

 

De allí iniciamos el descenso hasta la segunda de las torres, la Torre Bergamuza, o l’Agüeleta, ésta fue reedificada con las piedras del derruido Convento de Dominicos de la localidad para que cumpliera las funciones de torre de comunicaciones.

Antes de llegar podemos contemplar los restos del aljibe del castillo.

 

Para el retorno elegimos volver sobre nuestros pasos, si bien, se puede continuar el descenso por el lado este, un poco más dificultoso para los niños, llegando a unas trincheras y finalmente al paseo que bordea el castillo.

Nosotros deshicimos el camino andado y como colofón un rico almuerzo junto a la senda que va de oeste a este a los pies de la montaña. Senda ancha, fácil y con unas vistas estupendas. Los peques lo pasaron en grande correteando, buscando ramas y subiendo y bajando por los rojizos riscos.

Es una ruta de iniciación estupenda, cortita (lo que la hace apta para los más peques, nosotros la hicimos con niños de 5 y 8 años), con un atractivo añadido de sentirse conquistador de un antiguo castillo y en un enclave privilegiado.

¡Hasta la próxima!